28.11.09 – VALLADOLID J. SANZ - VALLADOLID.
Los centros públicos afrontan la crisis con imaginación para que los alumnos tengan libros
LOS EFECTOS DE LA RECESIÓN ECONÓMICA EN LAS AULAS
La crisis no entiende de sexos, raza, religión e, incluso, edad. Los mayores sufren estoicamente las andanadas de la complicada situación económica y eso, claro, también repercute en los más pequeños. Son las víctimas inocentes de una época de clara recesión que azota a una comunidad en la que más de la mitad de la población (1.319.582 personas) reconoce que tiene problemas para llegar a fin de mes, uno de cada cinco habitantes (511.466) roza el umbral de la pobreza y hasta 172.461 trabajadores (el dato es de octubre) están ahora mismo parados.
Son cifras abrumadoras que han generando problemas en todos los ámbitos y que en este curso se deja notar también en los colegios. La crisis llega a las aulas. En los centros escolares de los barrios más humildes, sus directores se las ven y se las desean para que los niños dispongan del material que les permita asistir a clase en buenas condiciones. La vuelta al cole supuso un desembolso mínimo para los padres de 209 euros en los colegios públicos. Una barrera casi insalvable para los cientos de parados que engrosan las listas del Ecyl desde hace un año.
«Los padres podían adelantar el dinero para los libros y el material escolar en cursos pasados hasta que les ingresaban las becas, pero esta vez estamos teniendo muchos problemas con algunas familias que ni siquiera puedan pagar lo mínimo», confirma el director del colegio público Francisco Giner de los Ríos, ubicado en Huerta del Rey (Valladolid), Jesús Angulo. El problema, según coinciden en señalar éste y una docena larga de responsables consultados de centros escolares, es el burocrático y complejo sistema de concesión de subvenciones públicas, que se solicitan en mayo y que, sin embargo, no se cobran hasta avanzado noviembre.
Nada menos que 69.566 alumnos recibirán este año becas de 116 euros por cabeza, a razón de 104 del Ministerio de Educación, y otros 12, de la Junta. Pero los trámites son los que son, y a día de hoy casi ninguno de los beneficiarios ha cobrado. «La resolución de las ayudas es muy compleja al tener que cruzar los datos entre las dos administraciones y el plazo para concederlas es de seis meses desde la convocatoria -abierta en mayo-», reconocen desde la Inspección de Educación del ministerio.
Encaje de bolillos
El dinero no llega y eso lleva a los responsables de los colegios a hacer encaje de bolillos para que los alumnos, al menos, tengan el material a tiempo. «Este año tenemos la tasa de morosidad más alta entre los padres y hay entre un 15 y un 20% de casos en los que hemos tenido que habilitar soluciones», señala Adolfo Román, director del Gonzalo de Berceo, un centro de La Rondilla que cuenta con quinientos alumnos. En su caso, anticipa que para el próximo curso va a implantar el sistema del modélico colegio Allúe Morer, en Delicias, cuyo responsable, Luis López, reconoce que «es una oenegé en la que tenemos acuerdos con editoriales para que adelanten libros, las becas se ingresan en una cuenta del colegio e, incluso, estamos estudiando cómo pagar los libros a plazos».
En otros centros, como el Giner de los Ríos, el director lamenta que este curso «han llegado muchos libros nuevos en quinto y sexto» y eso les ha llevado a trabajar, por ahora, con fotocopias en el caso de los niños que carecen de ellos, porque no pueden reutilizar los «libros viejos que recogemos para los alumnos con menos recursos».
La situación, pese a todo, no es alarmante, aunque es susceptible de empeorar si no mejora la economía. Los casos más preocupantes se acumulan por ahora en las barriadas más desfavorecidas. Directores de colegios de zonas 'nobles', como el Marina Escobar, de Parquesol, aclaran que allí apenas han «notado la crisis, salvo por dos familias», explica Gregorio Alonso.
«Es cierto que los problemas con el material escolar no se han generalizado, aunque también que hay asociaciones que están promoviendo recogidas de libros y algunas acciones particulares», incide el presidente de la Federación de Asociaciones de Padres de Alumnos de Valladolid (Fapava), Cruz Catalina.
Y si no, que se lo pregunten a Leonardo Pérez, director del colegio Gabriel y Galán, del barrio de Pilarica. En su caso, reclama que las becas se ingresen en septiembre, «y por medio de vales, no en efectivo, porque hay padres que ni siquiera pueden pagar los libros».
«La mayoría de las familias que traen a sus hijos son trabajadoras; algunos padres lo eran por cuenta ajena y ahora están en el paro, y otros han visto que sus negocios están de capa caída o han tenido que cerrar», dicen en el Segovia XII, con 360 escolares. En este centro segoviano fueron previsores y habilitaron un sistema de recogida de libros y de pagos fraccionados, recurriendo a Cáritas, para conseguir material escolar.
Campañas especiales
Las oenegés juegan un papel fundamental en estos tiempos de crisis y la mayoría pusieron en marcha a principios de curso iniciativas para recoger, no sólo libros, sino también bolis, cuadernos y toda suerte de material para los hijos de las familias necesitadas. «Antes teníamos casos concretos, pero este año las peticiones se han disparado», reconocen en Cáritas. Las campañas, que hasta la fecha tendían a ir destinadas a países del Tercer Mundo, ahora llegan al primero. Cruz Roja, incluso, puso en marcha los días 4 y 5 de septiembre el programa 'Vuelta al cole solidario', en colaboración con Carrefour.
La oenegé logró recaudar el dinero suficiente para llegar a varios cientos de familias en la comunidad -la firma gala duplicó el dinero recaudado-. Hasta cien familias recibieron ayudas -en especie- en Valladolid y nada menos que doscientos niños obtuvieron mochilas, libros, lápices y demás en León.
«Nos tememos que la crisis pueda acabar repercutiendo en el resultado escolar, y estamos haciendo lo imposible para que las familias lleven a sus niños al colegio en las mejores condiciones», añaden en Cáritas, cuyas delegaciones de Burgos y Salamanca han detectado un notable aumento de la demanda de ropa de «niños y bebés».
El aumento de las dificultades económicas se refleja también en las estadísticas oficiales y, aunque la Consejería de Educación no ofrece datos, en provincias como Salamanca, Burgos o Palencia sí se ha notado un aumento de las subvenciones para material escolar. En la provincia salmantina fueron 1.300 ayudas más las aprobadas, mientras que en Burgos subieron en 925, y en Palencia, en 700.
Dinero en hipotecas
Muchos colegios disponen de cuentas comunes para que el dinero vaya destinado dónde debe y evitar así casos como los de algunos padres que «tenían deudas y se gastaron el dinero en hipotecas», explican en el Allúe Morer.
Los 116 euros de las subvenciones, que al final, aunque tarde, siempre llegan, tampoco cubren todas las necesidades de las familias. «Hay que tener en cuenta que los libros cuestan entre 15 y 30 euros y sólo eso supone un desembolso de 200, sin contar el material escolar», informa el director del Gonzalo de Berceo, Adolfo Román.
Las medidas adoptadas por unos y otros, los sacrificios de las familias y las ayudas públicas y de las oenegés hacen que los hijos de la crisis, por ahora, puedan tener su material a punto al inicio del curso.
Las becas para la compra de libros pasan de 26.075 a 27.000, mientras que las de comedor crecen el 12,5%, hasta llegar a las 2.052.
Sin incrementos significativos en las ayudas. Oenegés como Cruz Roja recogieron material escolar para entregar a doscientos niños.
Las subvenciones para la compra de libros llegaron este año a 11.994 alumnos, frente a los 10.594 que las recibieron el curso pasado.
Las ayudas para libros pasan de 1.117 a 1.489, mientras que las del comedor escolar llegan a 25.300 niños, 1.300 más que en el 2008.
Organizaciones como Cáritas confirman que las solicitudes de material escolar y de ropa para niños se han disparado este curso.
Las ayudas del 100% para los comedores pasan de 351 a 1.255. Cáritas y Cruz Roja organizan campañas de recogida de material.
Las subvenciones para acudir al comedor escolar aumentan este curso y llegan a 11.321 alumnos, el 40% de los usuarios del servicio.