1. Importancia de la lectura
LEER es una de las funciones más
elevadas del cerebro humano. Es además una de las funciones más
importantes de la vida, dado que prácticamente todo aprendizaje se basa
en la habilidad para leer.
Leer bien ha sido y será siempre
garantía de éxito en los estudios y en la vida. La lectura eficaz es la
plataforma imprescindible en la que se apoya el éxito de las personas y
una excelente vacuna contra el aburrimiento.
2. Animación a la lectura
En este tiempo en el que parece
predominar el mundo de los móviles y los ordenadores y disminuir la
presencia de los libros, lo cierto es que casi todo el conocimiento que
se adquiere se hace gracias a la lectura. Imágenes fijas o en movimiento
pueden ser su complemento. Pero quien estudia se sirve sobre todo de la
lectura y sin embargo ésta no alcanza su justa relevancia: formar y
entrenar para leer correctamente no suele ir más allá de la infancia. Y
hacerlo, dominar las habilidades que precisa la lectura, es
imprescindible para todo aquel que esté estudiando o se disponga a ello.
Ese dominio es el resultado de un largo proceso de aprendizaje iniciado
en la escuela y al que ha de seguir una práctica sistemática, una gran
dedicación y una formación continuada que tal vez no acaba jamás, ya que
leer (como hemos escrito al inicio) es una de las funciones más
elevadas de nuestro cerebro.
Leer mal implica problemas para retener
lo que se lee, elaborarlo y comprenderlo, además de la pérdida de tiempo
y la fatiga debidas al esfuerzo realizado.
Leer bien supone ventajas como son la
autonomía, el enriquecimiento personal, la comunicación, la facilidad
para aprender, la mejora del rendimiento intelectual y académico...
Autonomía, porque nos aporta ideas nuevas, conocimientos y argumentos,
estimula el razonamiento y la imaginación, nos proporciona elementos de
juicio y evaluación, fomenta el sentido crítico, favorece la adecuada
toma de decisiones y potencia la creatividad personal, todo lo cual nos
hace más libres en nuestros pensamientos y en nuestros actos.
Enriquecimiento personal y comunicación, ya que ganamos en vocabulario,
aprendemos a utilizar nuestra lengua con corrección y a conocer mejor
nuestro idioma, nos dota de más recursos lo que acrecienta nuestras
posibilidades expresivas facilitando que contemos con mayor precisión y
claridad lo que queramos transmitir, por escrito o de palabra, y nos
ayuda a entender los textos o las conversaciones ajenos. Facilidad para
aprender: quien lee tiene a su alcance la posibilidad de instruirse
sobre cualquier tema, ya que casi la totalidad de los conocimientos
humanos está en los libros. Éstos son fáciles de usar, se puede recurrir
a ellos en todo momento, consultar lo que nos interese una y otra vez,
seguir el ritmo que necesitemos. No olvidemos que es una actividad
intelectual autónoma: ritmo, elección, objetivos los decidimos nosotros.
Aprender, entretenerse, fantasear, relajarse son opciones según el
momento y la necesidad. Mejora nuestro rendimiento intelectual porque
nos forma, nos instruye y nos hace más cultos, y el académico al
proporcionarnos las bases para que el estudio sea una actividad
entretenida y gratificante.
Aprovechar plenamente la lectura precisa
entrenamiento sobre todo en lo que se refiere a la velocidad y a la
precisión. ¿Cómo lograremos leer mejor?
3. Velocidad lectora
En definición del Diccionario ELE del
Centro Virtual Cervantes, “la velocidad lectora se refiere a la cantidad
de palabras que una persona consigue leer por minuto durante una
lectura natural, es decir, en silencio y con la intención de comprender
el contenido de un texto.”
“Los buenos lectores ejecutan lo que se
suele denominar fijaciones oculares amplias, es decir que en cada
fijación captan con claridad cuatro o cinco letras y alguna palabra y
deducen las otras palabras y partes de las frases. Su cerebro reconoce y
capta palabras aunque no las lean literalmente. En definitiva, se trata
de conseguir que el ojo capte en una sola fijación el mayor número
posible de palabras.”
“La velocidad a la que una persona puede
leer depende de varios factores, tales como sus propias habilidades de
lectura, el género del texto y su grado de dificultad, el objetivo con
que va a leer y el nivel de comprensión requerido.”
“Practicar
técnicas y aprender estrategias para acelerar la velocidad lectora forma
una parte importante de los objetivos de la enseñanza de la comprensión
lectora...”
“La explotación y el desarrollo de
técnicas de lectura en el aula tiene una doble justificación: por un
lado, se apoya en razones relacionadas con el aprendizaje de la lengua
(...), ya que la lectura aumenta en general el dominio de la lengua y,
por otro lado, en las necesidades de los aprendientes, pues la lectura
se revela hoy como una habilidad necesaria, imprescindible para
desenvolverse de manera efectiva en la vida cotidiana.”
“Además se ha demostrado que los
aprendientes que leen muy despacio se desalientan fácilmente, abandonan
la lectura y se distraen cuando encuentran palabras extrañas o
desconocidas y no consiguen captar la idea general de un párrafo
(Grellet, 1981). Así pues, leer con excesiva lentitud dificulta la
comprensión...”
“Las técnicas y estrategias específicas
para conseguir una lectura rápida son útiles e imprescindibles, siempre
que se tenga en cuenta el objetivo de la lectura en general y ese,
básicamente, es la comprensión.”
“Para conseguir una lectura veloz y
eficaz se recomienda la lectura extensiva fuera del aula y la enseñanza
de estrategias específicas de lectura dentro del aula como, entre otras
(...): leer en cada fijación ocular grupos de palabras, es decir captar
con claridad unas letras y palabras y deducir las demás.”
Las personas no leen a la misma
velocidad, ni lo leen todo siempre a igual ritmo. Varía según sean los
intereses, necesidades y hábitos. Lee mal quien carece de estrategias
adecuadas, quien lo lee todo con el mismo ritmo. Lee bien quien sabe
adaptar la velocidad a sus necesidades de comprensión (dificultad del
texto, conocimientos sobre el tema), al contenido (novela, poesía,
cuento, ensayo, tebeos, prensa...), a sus objetivos (aprender,
entretenerse, fantasear, relajarse) y al ritmo que imponga el autor. La
velocidad óptima será la que se acomode al lector y al texto en cada
momento.
4. Intenciones
Al contrario de lo que suele creerse,
leer lentamente no implica comprender mejor. Al contrario, quien lee
palabra por palabra tiene más dificultades para entender las frases
completas.
Queremos ofrecer la posibilidad de que
todos puedan incrementar su velocidad lectora. El programa tiene como
meta el aumento del campo visual para abarcar más palabras en un solo
golpe de vista. Al leer, los ojos no se mueven en un continuo por los
renglones, sino que saltan abarcando varias palabras. Cada salto es una
fijación, o sea el número de palabras que abarcamos en cada intervalo de
lectura (número variable de unas personas a otras). Los ojos se
detienen (algo imprescindible para poder leer) en cada fijación
aproximadamente un cuarto de segundo. La velocidad depende, pues, de la
celeridad de la vista y del número de palabras captadas en cada
fijación. A menor número de fijaciones, mayor será la velocidad y mejor
la comprensión.
También deseamos ayudar con este programa a subsanar los siguientes errores de lectura:
- Silabeo:
leer sílaba a sílaba. Este error produce una lectura fragmentada de las
palabras, lo que conlleva una intermitencia monocorde sin fluidez y una
arritmia en la estructuración de la frase. Un excesivo número de
fijaciones oculares provoca que no se abarquen, de un solo golpe de
vista, más sílabas o la palabra completa.
- Ralentización por exceso de fijaciones:
cuantas más fijaciones se realicen en cada renglón, menor será la
velocidad lectora. Los lectores inexpertos suelen realizar una fijación
ocular por cada palabra, de modo que se detienen a leer tantas veces
como palabras contenga el renglón.
- Vocalización: repetición verbal de las palabras a medida que se va leyendo.
- Regresión: relectura de palabras y frases debido a los errores cometidos en la primera lectura o a pérdidas de la fijación ocular.
- Cambios de líneas: perderse entre renglones por problemas del dominio visual.
- Movimientos de cabeza: desplazar la cabeza hacia la derecha a medida que se va leyendo, en lugar de mover sólo los ojos.
Leer despacio no supone un cerebro
lento. Los que no van lo bastante rápidos son los ojos. Si no los hemos
entrenado pueden caer en alguno de los errores señalados: barren el
texto sin querer, se estancan (ralentización), saltan a lo largo de las
líneas de una palabra a otra, releen palabras o frases anteriores
(regresiones), se detienen en una palabra, el cerebro la decodifica y la
pronuncia mentalmente (subvocalización), los ojos continúan su barrido
decodificando 200 palabras/minuto cuando es capaz de leer más de 400
(las regresiones pueden hacer perder un 35% de la velocidad potencial).
Para mejorar la velocidad, la técnica consiste en aumentar el ritmo de
los ojos hasta que éste se acerque al del cerebro.
Se sabe sobradamente que no hay que
confundir comprensión con velocidad lectora. Pero si leemos palabra a
palabra un texto el acceso al significado se desarticula con mucha
facilidad y de ahí que al final de la lectura se comprenda poco o nada.
Una buena velocidad para textos narrativos (novelas, cuentos, leyendas,
mitos) oscila entre 250 y 400 palabras por minuto, y, como acabamos de
decir, se puede leer a mayor velocidad, comprendiéndolo todo, en la
medida que el lector realice el entrenamiento visual que le permitirá
hacer fijaciones que abarquen más de una palabra al mismo tiempo. Esto
facilitará que en vez de percibir palabras aisladas (cuyos significados
siempre están en un contexto), puedan percibir en una sola fijación uno o
más sintagmas (unidades mínimas que trasmiten ideas) con lo que el
acceso al significado y la construcción se realiza asociando esas ideas
(o sintagmas). En contra de lo que muchos creen, leer más rápido es
también el mejor medio para comprender mejor lo que se lee: si el
cerebro espera las palabras, deja venir otros pensamientos; nos
perdemos. Al final de un párrafo, no recuerdas lo que leíste. Leer más
rápidamente es leer mejor.
Buscamos mejorar la ortografía
apoyándonos en la memoria visual y no en las reglas, favoreciendo la
ampliación del lexicón visual.
Pretendemos facilitar a la comunidad educativa una herramienta que sea útil para el desarrollo de las Competencias Lectoras.
Sabemos que es importante hacer de la
lectura un vehículo de entretenimiento como base para todos los
conocimientos posteriores. Aspiramos a llegar al alumnado con el medio
más utilizado en la actualidad, las Tecnologías de la Información, de la
Comunicación y del Conocimiento, partiendo de él para conducirlos al
mundo de la lectura.
Aprovechamos la potencialidad de Flash y
la utilización del ordenador como recurso didáctico para conseguir una
aplicación educativa altamente interactiva, motivadora, ágil y de
indudable interés didáctico, a la que puede acceder cualquier alumno.
En definitiva con este proyecto
pretendemos tener lectores eficaces/competentes/autónomos capaces de
enfrentarse de manera inteligente a los textos y hacer lectores capaces
de enfrentarse a todos los textos, es decir lectores que comprenden todo
aquello que leen.
Todo el proyecto que presentamos está
basado en una serie de actividades que motivan, estimulan y refuerzan la
velocidad lectora. El trabajo en sí es la “gran actividad lectora”
potenciando una serie de habilidades como la atención, la percepción, la
memoria… que propician la adquisición de la Competencia Básica de la
Comunicación Lingüística, donde se recoge la capacidad lectora.